Atacama recibe nuevas voluntarias angloparlantes en sus escuelas públicas

Lunes 03 de Abril, 2017
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Las cinco extranjeras provienen de Polonia, Holanda, Canadá y Estados Unidos, y estarán un semestre desarrollando las habilidades comunicativas de las y los estudiantes en el aula, además de compartir con sus docentes guías y comunidades locales.

El lunes 27 de marzo llegaron a la región de Atacama cinco jóvenes profesionales que, a través del Centro Nacional de Voluntarios (CNV) del Programa Inglés Abre Puertas, del Ministerio de Educación apoyarán a las y los estudiantes de cinco establecimientos municipales en el desarrollo del inglés hablado. Las voluntarias serán, además, un puente con culturas que no forman parte del cotidiano local.

Pero no sólo se benefician estudiantes: con la presencia de las angloparlantes, las y los profesores guías tienen la oportunidad de comunicarse diariamente en inglés y de intercambiar experiencias pedagógicas. Y las familias anfitrionas, por su parte, tienen la oportunidad de conocer otras culturas, generar redes en otros continentes, y aprender algo de inglés.

Chañaral

La comuna de Chañaral recibe dos voluntarias, una en el Liceo Federico Varela y una en la Escuela Gaspar Cabrales.

Shekinah Johnson (22), quien trabajará en el Liceo, comenta sobre su llegada: “El lugar no es para nada lo que había imaginado. De donde vengo yo [Búfalo, Nueva York] todo es verde, hay edificios altos, mucha gente y muchas escuelas. Acá no hay nada de verde, no hay mucha gente y mi liceo es el único liceo del lugar. Aunque me había imaginado algo distinto, me agrada mucho el lugar donde me asignaron. Me da la oportunidad de salir de lo común y de mi zona de confort. Me gusta mucho”.

“Este programa está realmente creado para los estudiantes de Chile”, explica Shekinah sobre su decisión de hacer su voluntariado acá, y destaca que hay pasión y esperanza en todas las personas involucradas. Con su servicio, espera motivar a las y los estudiantes a generar una cultura que incluya el inglés, y que crezca después de que ella se vaya.

Julia Jabłońska (24) es de Polonia y también dice que se encontró con algo distinto a lo que esperaba: “Puede ser tranquilo y bastante pequeño, pero su gente está haciendo que sea un lugar muy agradable para estar (…) Creo que va a ser una aventura increíble”.  Con respecto a la Escuela Gaspar Cabrales, dice que es pequeña y que gracias a eso estudiantes y profesores se conocen muy bien: “Son todos muy respetuosos y dedicados a aprender cosas nuevas, aprender del inglés y de los extranjeros”.

“Siempre quise ayudar, y tengo el tiempo de hacerlo ahora –cuenta Julia—. Después de que me gradué de la universidad no sabía bien qué hacer con mi vida. Además, me gusta enseñar, y pensé que enseñar inglés en un país de habla hispana sería desafiante y gratificante”.

Diego de Almagro

La Escuela Sara Cortés Cortés recibió a Kristine Wong (27) de Canadá. A diferencia de las chicas de Chañaral, su expectativa del lugar era similar a lo que se ha encontrado al llegar: “Miré mi escuela por street-view en Google Maps antes de llegar, y es igual a lo que vi en línea. Yo nunca voy a ningún lugar con expectativas porque soy una persona muy abierta, así es que se ha sentido muy normal llegar acá. Además yo le pedí al CNV un lugar pequeño, caluroso y alejado de los turistas. Me alegra haber conseguido todo eso”.

A Kristine le gustaría ver el progreso en la motivación y aprendizaje del inglés en los estudiantes, además de mejorar su propio español. Como tenía amigos chilenos en Canadá, ellos le hablaron del programa y decidió venir. “Desde la semana de orientación [en Santiago], la reunión regional, y las primeras 24 horas en mi nuevo pueblo, ya me enamoré de Chile. En mi primer día a la escuela, mi madre anfitriona me tomó de la mano y ¡me llevó a la escuela! Me generó sentimientos que ni siquiera puedo describir. ¡Es la mejor madre anfitriona!

Copiapó

 Pepa (23) llegó de Holanda al Liceo José Antonio Carvajal en Copiapó. Como Kristine, Pepa googleó su nueva ciudad antes de llegar, pero hubo algo que no pudo ver en línea: “¡La única cosa que sigue sorprendiéndome son los perros callejeros y las palmeras por todas partes!”. Aparte de enseñar, la idea de Pepa es compartir con los locales, y parece ser algo fácil de lograr: “¡Me llegaron tantas invitaciones la primera semana acá que no tuve tiempo para aceptarlas todas!”.

Pepa decidió hacer este voluntariado porque quería vivir una nueva cultura, pero principalmente porque piensa que todos los niños y niñas deberían tener una educación asequible económicamente y buena al mismo tiempo. “Yo tuve suerte: nací en un estado de bienestar próspero, por lo que recibí educación de clase mundial gratuitamente. Sin embargo, no todos los niños tienen la misma suerte. Por eso siento muy fuertemente la necesidad de contribuir a la educación de chicos que no son tan afortunados como lo fui yo”. Y en su actual rol de profesora, agrega: “Al contrario de donde trabajo hoy, la escuela a la que yo fui tenía impresoras que funcionaban, computadores y proyectores en todas sus salas. Además, mis profesores trabajaban menos horas, tenían mejores sueldos y no tenían que comprar sus propios suministros. Siento mucho respeto y admiración por los profesores chilenos”.

Huasco

Maggie Harney (22) viene de Estados Unidos y trabaja con la Región de Atacama por segundo semestre consecutivo. El semestre pasado trabajó en el Liceo Federico Varela, y ahora lo hará en el Liceo Japón. Sobre la extensión de su servicio, Maggie cuenta: “Me encantó mi experiencia el semestre pasado y ser parte de algo que promueve no solamente el desarrollo  y fortalecimiento de las habilidades de inglés, sino también el intercambio cultural. Estoy muy agradecida de volver a Chile por otro semestre y así seguir viendo el crecimiento y aprendizaje que ocurren gracias a la colaboración que entrega este programa”.

Josefina Rivera es su madre anfitriona, tal como lo fue del voluntario anterior. “Estamos felices de tener una nueva voluntaria, además es muy amorosa y simpática (…) Esperamos  entregar nuestro cariño y que se sienta como con su propia familia”.

Kristine, Shekinah, Pepa, Maggie y Julia desayunan tras su llegada a Copiapó

Las cinco voluntarias durante su orientación con el equipo regional en la Secreduc de Atacama

Kristine y Patricia, su madre de acogida, en Diego de Almagro